El Camino infinito de
Andoni Moreta
Andoni Moreta
Andoni Moreta Hernández, un profesor vasco cuya experiencia vital fue ligada al Camino de Santiago que pasó a ser ya su Camino de Vida
Andoni Moreta Hernández, maestro en un centro de Educación Especial en el País Vasco, casado y padre de familia con tres hijos, a principios de siglo no podría siquiera imaginar el rumbo que tomaría su vida por culpa de su profesión que era además también su vocación.
Va hoy camino de los setenta años de vida, una vida que fue a dar un giro de ciento ochenta grados cuando tenía cincuenta y tres, un dieciséis de febrero de dos mil ocho. En esta fatídica fecha, una alumna autista de Andoni se cayó por una ventana del centro desde un primer piso con la mala y desgraciada suerte de quedar en estado comatoso. Desde entonces, Andoni, que no era religioso, quedó muy afectado, rezó a quién le pudiese escuchar y pidió por la salvación de la niña comprometiéndose a realizar el Camino de Santiago si algún diós lo escuchaba y ayudaba.
Al poco tiempo, la joven de doce años mostró una ligera recuperación comenzando a mover los dedos de los pies. Como buen pagador, Andoni comenzó el nueve de marzo de dos mil ocho su Camino tal y como había prometido. Y la promesa tenía que ser cumplida hasta el día de la recuperación absoluta de su bienquerida alumna. Pero por desgracia, a los dos meses la joven no pudo superar los daños de su accidente y falleció quedando Andoni totalmente hundido. Llegados a este punto, quisiera hacer un inciso para enviarle un cariñoso abrazo de pésame a la familia de esa niña porque el dolor de Andoni no podrá superar jamás la pérdida de un progenitor. Esto lo tengo muy presente en el momento que escribo estas palabras.
Desde entonces, Andoni no ha dejado de caminar y ya estamos llegando a la segunda década recorriedo caminos y carreteras, yendo y viniendo por el Camino de Santiago además de otras rutas más allá de nuestras fronteras, pues caminó por muchos lugares de Europa e incluso llegó a visitar Siria en tiempos donde el conflicto ya estaba a ser patente en las calles, un lugar al que asegura le gustaría poder volver pero que no lo ve posible actualmente.
En sus rutas siempre vuelve por Galicia, un lugar donde se siente bien recibido por la gente. Siempre encuentra algún lugar donde pasar la noche. En su camino se encuentra con personas que lo invitan a dormir en hoteles o albergues; que por cierto, asegura que no son lugares para el descanso de la gente pobre, "hoy los albergues son más un negocio turístico que de peregrinaje". Como el propio Andoni asegura, "un pobre no puede hacer el Camino".
Andoni será recordado por muchos caminantes y peregrinos sobre todo por sus primeros años de aventuras en las que iba acompañado de una perra llamada Tau de raza cruzada entre pastor belga y lobo. Un regalo que recibió de unos militares en León. Esa perrilla fue creciendo tanto que al final, y por evitar problemas, decidió dejársela a un amigo de Burgos donde se quedó muy bien cuidada.
Su camino ya no se detuvo más, pero él vive tranquilo y feliz con lo que hace. No sufre remordimientos familiares; pues entiende que su familia, además de apoyarlo en su decisión, no ha quedado mal. La casa que tenía quedó para su cónyuge y sus hijas contaban ya con cuarenta años de vida y por lo tanto, tampoco quedaban desamparadas. No soy yo quién de juzgar estas decisiones y creo que ningún lector debería serlo tampoco; igual, los únicos con la postestad para hacer crítica al respecto deberían ser sus propios familiares con los que nunca tuve oportunidad de hablar y por lo tanto desconozco sus opiniones.
A pesar de su apariencia, no es un tipo que pida dinero, porque según él mismo me decía, no sabe hacerlo. Tampoco sabe robar. El dinero que consigue es el que la gente le ofrece voluntariamente. A veces, un lugar donde quedarse a descansar; otras, un bocado que llevarse a la boca; la mayor parte de las veces, algo de dinero. Él no necesita más. Lo tiene pasado muy mal, pero también tiene una gran colección de buenas anécdotas en todo el tiempo que lleva caminando él solo con su mochila... y también antes con Tau, por supuesto. Andoni; con todo, prefiere olvidar las cosas malas y quedarse solo con lo bueno de la vida. Se siente feliz y no necesita más para poder vivir feliz a su manera.
Yo puedo dar fe de que sabe hablar, porque es un tipo educado; y de que también es difícil que alguien que lo conozca y se detenga a charlar un poco con él no termine por darle algo de dinero.
Eso si, con tantos quilómetros recorridos, que a día de hoy le calculo a ojo más de treinta mil, también debe ser un portento físico que ya nos gustaría a más de uno.